sábado, 24 de septiembre de 2011

Unos 200.000 fieles celebrarán este domingo en la localidad bonaerense de San Nicolás, el 28vo aniversario de la aparición de la Virgen del Rosario


Unos 200.000 fieles celebrarán este domingo en la localidad bonaerense de San Nicolás, el 28vo aniversario de la aparición de la Virgen del Rosario, manifestación que tuvo lugar por primera vez el 25 de septiembre de 1983.

Un contingente, venido en procesión desde Rosario e integrado por unas 50.000 personas, arribó el domingo pasado a pie a San Nicolás para venerarla y participar en la misa celebrada al aire libre por el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, como anticipo de la celebración.
Bajo el lema "María, Madre Nuestra: Quienes amamos la vida peregrinamos hacia ti", los fieles rosarinos marcharon a pie 65 kilómetros en un día y medio, haciendo cuatro postas de descanso en Pueblo Esther, Arroyo Seco, Pavón y Villa Constitución, antes de arribar a San Nicolás; en tanto, la peregrinación desde Buenos Aires, comenzará este sábado.

Considerado por sus fieles como un "milagro moderno", durante siete años hubo apariciones de la Virgen en San Nicolás, desde 1983 hasta 1990.

Por aquellos tiempos, en varias casas de la zona comenzaron a surgir testimonios de iluminación repentinamente de rosarios de madera que tenían las familias colgados en sus casas, lo que causó asombro y alboroto de los lugareños.

Una de esas vecinas, Gladys Quiroga de Motta, entendió que eso podía ser una señal y desde un primer momento, se puso a rezarle.

La primera aparición data del 25 de septiembre de 1983; la segunda, el 28; y la tercera, el 7 de octubre, día en que Motta, completamente intrigada, se atrevió a preguntarle qué quería. La mujer contó luego que la Virgen no le contestó, pero que en cambio ella recibió la visión de una capilla.

Motta concurrió el 12 de octubre a la iglesia y le contó al sacerdote Carlos Pérez lo que le sucedía. El cura le recomendó que de momento no se lo comentara a nadie porque, "pueblo chico infierno grande", corría el riesgo de que la tomaran por loca. "A lo mejor las apariciones cesan", la reconfortó.

Pero al día siguiente no sólo no cesaron, sino que la Virgen comenzó a hablarle. Y dos días más tarde, le insistió: "Soy patrona de esta región. Haz valer mis derechos".
Mujer con poca formación escolar, apenas de cuarto grado, y sin conocimiento de las Escrituras, llamaba la atención que Motta recordara con exactitud las citas bíblicas que la Virgen le hacía en sus apariciones.

Esto llevó al obispo diocesano de entonces, monseñor Antonio Rossi, a recibirla y a pedirle que le describiera la apariencia de la Virgen: "No coincide con ninguna de las imágenes de la iglesia", le contestó la mujer.

El 19 de noviembre, en otra aparición, la Virgen le dijo a Motta: "Eres puente de unión. Predica mi palabra"; y el 24, un rayo de luz señaló el emplazamiento del futuro templo. "No estoy donde debo estar. Quiero estar en la ribera del Paraná", le escuchó decir.

El 27 de noviembre Motta volvió a la iglesia y el cura la llevó al campanario, porque recordó que allí yacía depositada desde hacía años una imagen antigua y muy deteriorada de la Virgen del Rosario, para ver si se parecía a la que ella veía. Y así fue.

"Esta es la imagen, es ella", dijo emocionada la mujer. Y recién ahí ambos comprendieron el porqué de aquel primer reclamo: "Soy patrona de esta región. Haz valer mis derechos".

Es que esa imagen deteriorada y arrumbada en el campanario había sido una donación hecha por el Vaticano y bendecida por el papa León XII, cuando en 1884 fue inaugurado el templo parroquial de San Nicolás de Bari. El regalo fue hecho en función de que la Virgen del Rosario había sido elegida cien años antes como Primera Patrona del Curato de los Arroyos.

En noviembre de 1984, el nuevo obispo de San Nicolás, monseñor Domingo Salvador Castagna, le elevó la cuestión al papa Juan Pablo II y para abril de 1985 se nombró una comisión de estudios para que diera su veredicto, que fue positivo.

Ante esto, la imagen de la Virgen del Rosario fue rápidamente restaurada; el Municipio de San Nicolás donó un terreno, denominado El Campito, para levantar el santuario; y el 25 de febrero de 1986 se realizó allí la primera peregrinación y la primera misa, presidida por el vicario general monseñor Roberto Mancuso.

Años más tarde, Motta dijo haber soñado varias veces con un manantial cercano al templo. En el último de esos sueños, vio a la Virgen diciéndole "guijon, guijon", que en hebreo significa "torrente que brota".

En 1990 se perforó el lugar señalado por la mujer y a 45 metros de profundidad surgió agua cristalina.

El 25 de julio de 1991 se comenzó a entregar a los peregrinos agua del santuario, y según se cuenta, esto le ha servido a mucha gente para experimentar curaciones milagrosas.

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