miércoles, 14 de septiembre de 2011

Entrevista con Mons. Bernard Fellay luego de su encuentro con el Cardenal William Levada


Luego del encuentro que Mons. Bernard Fellay y sus dos Asistentes generales tuvieron en el Vaticano con el Cardenal William Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 14 de septiembre de 2011, a las 10 hs., el Superior General de la Fraternidad San Pío X contestó a nuestras preguntas.

¿Cómo se desarrolló el encuentro?

La reunión se desenvolvió en una atmosfera marcada por una gran cortesía y franqueza, pues por lealtad la Fraternidad San Pío X se niega a eludir los problemas que todavía quedan. De hecho, es en este espíritu que se desarrollaron los coloquios teológicos que tuvieron lugar en estos dos últimos años.

Cuando declaré, el último 15 de agosto, que estábamos de acuerdo sobre el hecho de que no estábamos de acuerdo a propósito del Concilio Vaticano II, también aclaré que cuando se trata de dogmas, como el de la Santísima Trinidad, evidentemente estamos de acuerdo cuando lo menciona el Vaticano II. Una frase no debe ser aislada de su contexto. Las discusiones teológicas tuvieron el gran mérito de profundizar seriamente y de aclarar todos estos problemas doctrinales.

El comunicado oficial publicado en común por el Vaticano y la Fraternidad anuncia que un documento doctrinal le ha sido entregado a Ud. y que una solución canónica le ha sido propuesta. ¿Puede Ud. darnos algunas precisiones?

Este documento se titula « Preámbulo doctrinal »; nos ha sido entregado con vistas a un estudio en profundidad. Sin embargo el término preámbulo indica bien que su aceptación constituye una condición previa a todo reconocimiento canónico de la Fraternidad San Pío X por parte de la Santa Sede.

A propósito de este preámbulo doctrinal, en la medida en que eso no atañe a su confidencialidad, ¿podría confirmarnos que allí se encuentra, como ha sido anunciado en la prensa, una distinción entre lo que es de fe –a lo cual la Fraternidad adhiere plenamente – y lo que, tratándose de un concilio pastoral, como el mismo Vaticano II quiso serlo, podría estar sometido a una crítica, sin cuestionar la fe?

Esta nueva distinción no ha sido anunciada por la prensa solamente; y personalmente la he escuchado de diversas fuentes. Ya en 2005 el cardenal Castrillón Hoyos me decía, luego que yo le hubiera expuesto durante cinco horas todas las objeciones que la Fraternidad San Pío X formulaba contra el Concilio Vaticano II: “No puedo decir que esté de acuerdo con todo lo que Ud. me ha dicho, pero lo que ha dicho no hace que Ud. esté fuera de la Iglesia. Escriba, pues, al Papa para que levante la excomunión”.

En honor a la objetividad debo reconocer que no se encuentra, en el preámbulo doctrinal, una distinción neta entre el ámbito dogmático intangible y el ámbito pastoral sometido a discusión. Lo único que puedo decir, porque figura en el comunicado de prensa, es que este preámbulo contiene “principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y al “sentir con la Iglesia”, dejando de todos modos abiertos a una legítima discusión el estudio y la interpretación teológica de expresiones o de formulaciones particulares presentes en los textos del Concilio Vaticano II y del Magisterio subsiguiente”. Es eso, ni más, ni menos.

En cuanto al estatuto canónico que sería propuesto a la Fraternidad San Pío X, a condición de adherir al preámbulo doctrinal, se ha hablado de prelatura más bien que de ordinariato, ¿es eso exacto?

Como Ud. lo señala acertadamente, este estatuto canónico está condicionado; su modalidad exacta sólo puede ser considerada más tarde, y queda todavía como objeto de discusión.

¿Cuándo piensa Ud. dar su respuesta a la propuesta del preámbulo doctrinal?

En cuanto haya tomado el tiempo necesario para estudiar el documento y consultar a los principales responsables de la Fraternidad San Pío X, pues en materia tan importante me he comprometido ante mis cófrades a no tomar una decisión sin haberlos consultado antes.

Pero le puedo asegurar que nuestra decisión será tomada para el bien de la Iglesia y de las almas. Nuestra cruzada de rosarios, que se continúa por varios meses todavía, debe intensificarse para permitir que obtengamos, por la intercesión de María, Madre de la Iglesia, las gracias de luz y de fortaleza que más que nunca necesitamos. (DICI n°240 du 14/09/11)

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