sábado, 27 de agosto de 2011

El Anticatolicismo contra el Crucifijo y Nuestra Madre en los lugares públicos de Buenos Aires


Fuerte controversia despertó un proyecto de ley presentado en la Legislatura para prohibir la instalación de símbolos e imágenes religiosas en los edificios públicos pertenecientes al Estado porteño.

Las posiciones enfrentadas defienden, por un lado, el efectivo cumplimiento de los principios de libertad religiosa y la laicidad del Estado consagrados por la Constitución local, y, por el otro, la tradición con arraigo histórico y cultural de los porteños de colocar altares de la Virgen María y crucifijos en distintos establecimientos. Por la existencia de una mayoría de población católica, no es común la exhibición de símbolos relacionados con otras religiones.

Desde hace años hay emplazados dos lugares de oración dedicados a la Virgen en el primer y en el segundo piso del Palacio Municipal de Avenida de Mayo 525, en un espacio común de acceso público; también funcionan, desde siempre, capillas católicas en los cementerios y en los hospitales, donde también se colocaron imágenes de santos.

Si bien el debate está focalizado en los edificios dependientes de los tres poderes del Estado porteño, la discusión perfectamente podría trasladarse al nivel nacional, ya que es habitual encontrar en organismos públicos nacionales imágenes y símbolos católicos, pese a que, desde la reforma constitucional del 1994, no existe una religión oficial del Estado argentino. Uno de los máximos exponentes lo constituye el Cristo colocado sobre el estrado de los jueces en la sala de audiencias de la Corte Suprema de la Nación.

El proyecto que comenzará a discutir la Comisión de Cultura de la Legislatura fue presentado por los diputados María José Lubertino (Encuentro para la Victoria) y Rafael Gentili (Proyecto Sur), y cuenta con el respaldo de una decena de legisladores de esos espacios políticos y del ibarrismo. No tiene firmas ni de Pro ni de la Coalición Cívica, por lo que su aprobación es incierta. Tras su paso por Cultura, la iniciativa deberá ser analizada por la Comisión de Asuntos Constitucionales.

Plantea la prohibición de exhibir imágenes o motivos religiosos en dependencias públicas porteñas y obliga a remover las ya existentes. Sólo contempla la posibilidad de que subsistan en cementerios y hospitales, "en tanto se encuentren en un espacio reservado y se garantice la multiplicidad de credos".

"En esos casos, pienso más en espacios ecuménicos para la oración, la reflexión, la meditación. Por otro lado, la restricción no correría para los despachos individuales de los funcionarios, que son espacios privados. La intención del proyecto es impulsar un debate para que los espacios de gestión pública sean espacios compartidos y garanticen la libertad de culto y la igualdad religiosa. El Estado es laico y los espacios en los que se administran servicios públicos deben entenderse como espacios comunes y colectivos, donde nadie debe imponer a otro sus creencias. Hay más de 4000 cultos reconocidos", explicó la anticristiana Lubertino Recordó que durante su paso por el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) recibió múltiples quejas de personas pertenecientes a otros credos por la presencia de símbolos católicos en registros civiles, escuelas, hospitales y juzgados.

"No estoy de acuerdo. Yo soy católico y de ninguna manera me quejaría si hubiera símbolos de otras religiones: evangélicos, judíos, protestantes. Soy respetuoso de todas las personas religiosas y de la exhibición de sus símbolos", contrapuso el vicepresidente de la Corporación de Abogados Católicos, Eduardo Sambrizzi, que rechazó el proyecto en estudio. "No se trata sólo de religión; hablamos de cultura, de idiosincrasia. En todos los pueblos del país hay imágenes y crucifijos. No se puede cambiar la cultura de la gente por ley. Hay provincias que tienen denominaciones cristianas, como Santa Cruz y Santa Fe. ¿Qué planean hacer con esta realidad?", dijo.

Sambrizzi sostuvo que "el preámbulo de la Constitución porteña invoca la protección de Dios, que no es otro que el Dios católico". No obstante, tratadistas de derecho constitucional opinan lo contrario y sostienen que es una invocación "teísta pero no confesional" y una expresión de "fe, pero sin calificar a Dios".

El rabino Daniel Goldman defendió la apertura del debate. "Estoy a favor del Estado laico y entiendo que uno de los valores debe ser la comprensión de todos para todos, no la representación de mayorías frente a minorías ni el respeto de minorías frente a mayorías. Creo que algunas personas pueden sentirse incómodas o violentadas ante la aparición de determinados símbolos religiosos en espacios públicos. Más allá de lo que resulte de este proyecto, es interesante la posibilidad de debatir mirando hacia la democracia y la libertad", describió.

El protestante pastor evangélico Guillermo Prein, del centro cristiano Nueva Vida, dijo: "La restricción debe regir para todos los espacios públicos. Estos no deben ser invadidos por ninguna creencia ni posición de ningún tipo en lo referido a las diferentes posiciones que las personas adoptan en forma privada. Por el respeto a todos, nadie debe invadir los espacios comunes".

Qué dice cada Carta Magna

El gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano; la Iglesia recibe una asignación anual, fijada en el presupuesto.
Constitución Nacional (1994)

Consagra la igualdad religiosa; el Estado debe financiar la educación laica y diseñar políticas que respeten la identidad pluralista y multiétnica.
Constitución porteña (1996)


Por cada crucifijo que saquen, pondremos diez!

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