miércoles, 2 de febrero de 2011

Mártires en la Seu



Todos los sacerdotes de Xàtiva fueron perseguidos y algunos encarcelados y sin juicio alguno, asesinados: el Abad don Francisco de Paula Ibáñez, los canónigos don Calixto Miñana, don Gonzalo Viñes, don Francisco Verdú, vicario organista y don Antonio Silvestre, párroco de santa Tecla.

Los religiosos y religiosas huyeron de sus conventos y se refugiaron en sus casas o donde podían estar seguros.

El número total de seglares asesinados fue de 23, de los cuales 21 lo fueron por sus ideas religiosas.

De todos estos, tenemos cuatro beatificados: el Abad Francisco de Paula, Gonzalo Viñes, Antonio Silvestre y la seglar María Climent. El gran acontecimiento fue el 11 de marzo de 2001 y la celebración fue presidida por el Papa Juan Pablo II, el Grande. En su momento hablaré de este hecho.

El culto público estuvo completamente prohibido, pero la asistencia religiosa pudo organizarse en la clandestinidad; en Xàtiva se celebraba misa y se repartía la comunión por las casas; nadie sabía cómo, pero la Iglesia de Xàtiva permaneció viva durante la Persecución Religiosa, quien lo deseaba recibía los sacramentos. He disfrutado oyendo relatos de personas mayores, que entonces eran niños, “los tarsicios del siglo XX”, cuando repartían la comunión por las casas e incluso a los enfermos.

Nadie se atrevió a denunciar estos hechos ni a sus valientes protagonistas.

Ya que en estos “Papeles de Historia” me refiero a la Seu, permítanme que me detenga solamente en los mártires de la Iglesia Colegial.

En mi libro “Bienvenidos al Cielo” (Edicep 2003) hago un estudio de todos los mártires de Xàtiva beatificados.


EL ABAD FRANCISCO DE PAULA

Don Francisco no frenó su actividad durante la Segunda República, es más, aumentó su trabajo apostólico. Nunca tuvo miedo ni por lo tanto lo manifestó; tenía muy claro lo que suponía ser sacerdote en esas circunstancias de persecución, insultos, críticas, comportamientos blasfemos. No abandonó su misión de Pastor del pueblo de Dios.

Uno de los sacerdotes que compartía el trabajo pastoral con él declaró: “Viví con don Francisco en el tiempo prerrevolucionario y puedo decir que preveía con claridad los acontecimientos tristes que se avecinaban. No se manifestó jamás temeroso ni excesivamente preocupado. Nos daba ánimos a todos.” Y otro sacerdote apuntó: “Viví con el abad aquellos días y pude apreciar que veía las cosas tal y como eran, reales, fuertes, peligrosas. Pero era animoso y decidido y no desmayó en el cumplimiento de sus tareas apostólicas”.

Precioso es el testimonio de un feligrés de la Seu que dice: “El Sr. Abad continuó su labor en medio de las dificultades. Yo creo que su alma sencilla y bondadosa no imaginaba lo que nos venía encima”.

Cuenta un joven la última conversación que mantuvo con el Sr. Abad. Es una preciosidad: “Visité al Sr. Abad, quería confesarme y le busqué. Cómo recuerdo su figura tan llena de bondad y de amor. Sólo verle llenaba el corazón de vida y de esperanza.

Recuerdo muy bien todo lo que me dijo, lo guardo como la mejor reliquia de don Francisco de Paula: ‘ánimo, chico, ya sabes que has de tener confianza en Dios y no tener miedo a la muerte. El martirio es la escalera más corta para ir al cielo. No se ha de tener miedo más que al pecado’. Estas palabras del Abad han quedado grabadas en mi corazón. Lo vi muy tranquilo y lleno de esperanza. Creo que veía cerca el martirio. Estaba muy bien preparado para recibirlo”.

Le obligaron a quitarse la sotana y se compró un traje en la tienda “Piqueres” de Xàtiva. Y se lo puso.

La Seu fue cerrada al culto y a primeras horas del día 27 de julio de 1936, un grupo de hombres y mujeres, armados hasta los dientes, fuerzan la puerta de la Colegiata, enfrentándose con el sacristán, se meten dentro y comienzan a saquear. Muchas imágenes fueron decapitadas. En las naves se van amontonando los cuadros, bancos, ornamentos, libros, imágenes, retablos y se prende fuego.

El mismo martirio sufrió la imagen gótica de la mare de Déu de la Seu.

Así las cosas todo se encaminaba a la persona del Abad. ¡A por él! Fueron a su casa, lo sacaron de la ciudad con dirección a Llosa de Ranes, hacia el Barranc dels Gossos. El Abad lo tenía claro, sabía lo que iban a hacer con él.

Comienza a rezar, se encomienda al Señor. Le ven rezar. Se pone en las manos de Dios: “A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.” Su actitud de bondad y serenidad llama la atención a los milicianos de Xàtiva, sus verdugos. Llegan al lugar señalado. El Abad les dice a todos: “os perdono de corazón, rezo por vosotros, no sabéis lo que hacéis. Muero por Jesucristo y por la Iglesia. Os perdono a todos y os bendigo”. Y todavía tuvo valor para abrazarles uno a uno. Les da todo lo que llevaba en los bolsillos, hasta se quita el reloj y se lo entrega. Ante esto nadie quería dispararle.

Y uno que recibía ayuda del Abad todas las semanas, fue quien le disparó a bocajarro.

Era el 19 de agosto de 1936. El Abad tenía 59 años de edad.

El desgraciado que disparó fue diciendo por Xàtiva que había matado al Abad, no a don Francisco, queriendo decir que había eliminado a la cabeza de la Iglesia de Xàtiva.

Hoy sus restos se veneran en la capilla de san Jacinto Castañeda de la Iglesia Colegial.

DON GONZALO VIÑES

Mercedes Viñes, hermana de Gonzalo en una de sus declaraciones, afirma que su hermano a medida que iba avanzando la Persecución Religiosa con la quema de iglesias, se afianzaba en la idea de dar su vida y derramar su sangre por Cristo, por la fe, por el Evangelio. Don Gonzalo pudo esconderse y no lo hizo. Estuvo donde tenía que estar.

Mucho le dolió la profanación de la Colegiata, la quema de la imagen querida de la Mare de Déu de la Seu pero sobre todo quedó consternado por el martirio del Abad Francisco de Paula. Don Gonzalo sabía que tarde o temprano irían por él.

El Comité de Xàtiva sentía cierta admiración por el canónigo Viñes, conocía su cultura, sus múltiples actividades a favor de la ciudad; Beato Gonzalo Viñes pero era sacerdote como los demás y ahí estaba el crimen de don Gonzalo.

Celebraba misa en casa y administraba los sacramentos. Siempre animaba, veía los crímenes que se estaban cometiendo, el ambiente de persecución a la Iglesia lo palpaba.

Mantuvo ánimo sereno y se confiaba a las manos de Dios.

Y llegó el día esperado. Fueron por él y se lo llevaron a Vallés. El Señor le avisó y su corazón se preparó para recibir el martirio. Comenzaba su via crucis, se abría el ofertorio de la última Misa donde ofrecería su sangre en remisión de los pecados de los hombres.

Tuvo tiempo para perdonar a sus verdugos y bendecirles, dejándoles palabras llenas de amor y de misericordia, de gracia y de bondad.

Eran las 4 de la tarde del 10 de diciembre de 1936, cayó muerto cerca del molino de Vallés.

Y fue martirizado únicamente por ser sacerdote de Jesucristo.

Gonzalo Viñes amó a Xàtiva con toda su alma; lo demostró en su dedicación a la cultura local y a todo lo que ayudaba a promover la ciudad: historiador, arqueólogo, archivero, gran propagador del Semanario El Obrero Setabense, amante de la Virgen de la Seo. Fue un cura todo terreno. Pero fue un cura trabajador y evangelizador. Molestaba a los enemigos de Cristo y quisieron acabar con él.

DON CALIXTO MIÑANA

Fue canónigo de la Colegiata. Cuando llevaron al Beato Gonzalo al molino de Vallés, allí estaba ya tumbado muerto don Calixto. Antes de morir le golpearon brutalmente. Un labrador oyó de labios de don Calixto: “Vosotros, al matarme, creéis hacerme un gran mal; pero yo os digo que vais a proporcionarme lo que siempre he anhelado, unirme a Dios”.

Diez tiros llevaba en la cabeza que la destrozaron totalmente. El grupo de milicianos se sentó sobre su cadáver para fumarse un cigarro y luego propagarlo por toda Xàtiva.

DON FERNANDO VERDÚ

Este sacerdote era Vicario organista de la Colegiata. Sacerdote juvenil y lleno de bondad, trabajador incansable entre la juventud. Fue martirizado entre Pedreguer y Gata el 12 de agosto de 1936. Fue expulsado de Xátiva y se marchó a Ondara donde estaba su tío, párroco de Guadasuar. Y a los dos mataron.

“La sangre de los Mártires es semilla de nuevos cristianos” TERTULIANO

Papeles de historia 37. Desde la Colegiata de santa María de Xàtiva. Aproximación a una historia. ARTURO CLIMENT BONAFÉ. ABAD DE XÀTIVA

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