jueves, 3 de diciembre de 2009

Licio Gelli cuenta cómo inició a Perón en la masoneria


"Bastante claro parece qué sean y por dónde va la secta de los masones. Sus principales dogmas discrepan tanto y tan claramente de la razón, que nada puede ser más perverso. Querer acabar con la Religión y la Iglesia fundada y conservada perennemente por el mismo Dios, y resucitar después de 18 siglos las costumbres y doctrinas gentílicas, es necedad insigne y audacísima impiedad" (SS León XIII, Encíclica "Humanun Genus").

"Secta satánica que tiene por única ley la mentira, por su dios al demonio, y por culto y religión lo que hay de más vergonzoso y depravado sobre la faz de la tierra" (SS Pío VIII, Encíclica "Tradite").

"Todo lo que ha habido en las sectas y herejías más criminales de sacrílego, vergonzoso y blasfemo, ha pasado a las sectas se
cretas y por ende, a la francmasonería". (SS Gregorio XVI, Encíclica "Mirari vos").

"La Francmasonería, en consecuencia, pugna no sólo por el Catolicismo y el Cristianismo, sino con todo sistema religioso de carácter sobrenatural" (Enciclopedia americana).



Presidente Juan Domingo Perón masón


Juan Domingo Perón se inclinó hacia el Gran Maestre, quien lo esperaba con el martillo de plata, el mandil en la cintura y la banda ceremonial ilustrada con el símbolo masón del compás y la escuadra. Cuando su boca estuvo cerca de la oreja de Licio Gelli, Perón separó suavemente los labios y le susurró al oído. Nadie los escuchó. El pasaje de secretos era la forma de ser aceptado. En Madrid, el jefe del peronismo atravesaba la ceremonia iniciática que le concedería el Grado 33 del Rito Escocés y lo convertiría en integrante del Consejo Supremo de la famosa logia Propaganda Due (P2).

La voz de Licio Gelli llega del otro lado de la línea telefónica, desde su residencia de Villa Wanda, en la ciudad de Arezzo, Italia. Suena avejentado, pero todo permanece en su mente como una sucesión de diapositivas: sus recuerdos sobre la Argentina, la forma en que conoció a Perón, el modo en que esparció su influencia sobre el tercer gobierno justicialista a través de la P2, sus acuerdos con la dictadura militar, sus años como prófugo de la justicia europea en el Río de la Plata. Poder y oscuridad combinados en la memoria de un solo hombre.

“Perón era masón, yo lo inicié en Madrid, en Puerta de Hierro, en junio de 1973”, reafirma cuando se le pregunta sobre el acto por el que convirtió al jefe del justicialismo en miembro de la masonería.

—¿Cómo fue la ceremonia?

—Fue una ceremonia simple. No era difícil. Era un rito llamado al "Orecchio del maestro" (al oído del maestro).

Gelli no titubea sobre los recuerdos de cuatro décadas atrás, a pesar de sus 89 años de edad. Pocos personajes en el mundo fueron vinculados a una cantidad semejante de conspiraciones como las atribuidas al capo de la P2.

La comisión del Parlamento italiano que lo investigó le endilgó contactos con servicios secretos de 32 países. Se le imputó en 1971 la participación en un intento de golpe de Estado contra el gobierno italiano, en connivencia con los servicios secretos del Ejército. Además fue identificado como miembro de la agrupación internacional anticomunista Gladio, a la cual se atribuyen atentados en diferentes países.

Investigaciones periodísticas lo asociaron también con la misteriosa muerte del papa Juan Pablo I y con el escándalo del Banco Ambrosiano, que terminó con el banquero Roberto Calvi colgado del puente Blackfriars de Londres.

Iglesia de San Ignacio en Buenos Aires incendiada y profanada por las huestes peronistas en 1955

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