jueves, 3 de diciembre de 2009

Algunos extractos de cartas de San Francisco Javier


“Rogad a Dios nuestro Señor que me dé gracia de abrir camino a otros, ya que yo no hago nada”.


Exhortación a no ser tibios en la conversión


(A sus compañeros de Roma, 15 de enero 1544)


“Muchas veces me vienen pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces como hombre que ha perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo en Sorbona a los que tiene más letras que voluntad para disponerse a fructificar con ellas: ¡cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos! Y así como van estudiando en letras, si estudiasen en la cuenta que Dios nuestro Señor les demandará de ellas, y el talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían, tomando medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro en sus ánimas la voluntad divina, conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: “Señor, aquí estoy, ¿qué quieres que yo haga? Envíame donde quieras; y si conviene aun a los indios… Está en costumbre decir los que estudian: Deseo saber letras para alcanzar algún beneficio, o dignidad eclesiástica con ellas, y después con tal dignidad servir a Dios. De manera que según sus desordenas afecciones hacen sus elecciones… Estuve cuasi tentado de escribir a la universidad de París, cuántos mil millares de gentiles se harían cristianos, si hubiese operarios, para que fuesen solícitos de buscar y favorecer las personas que no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo… Muchas veces me acaesce tener cansados los brazos de bautizar, y no poder hablar de tantas veces decir el Credo y los mandamientos en su lengua de ellos”

Consuelo espiritual ante los peligros

(A sus compañeros de Roma, 20 de enero 1548)

“Estas islas son muy peligrosas por causa de las muchas guerras que hay entre ellos. Es gente que dan ponzoña a los que mal quieren y de esta manera matan a muchos… Esta cuenta os doy para que sepáis cuán abundantes islas son estas de consolaciones espirituales: porque todos estos peligros y trabajos, voluntariamente tomados por solo amor y servicio de Dios nuestro Señor, son tesoros abundantes de grandes consolaciones espirituales… Nunca me acuerdo haber tenido tantas consolaciones y tan continuas como en estas islas, con tan poco sentimiento de trabajos corporales; andar continuamente en islas cercadas de enemigos, y pobladas de amigos no muy fijos… Mejor es llamarlas islas de esperar en Dios que islas de Moro”


Trabajar para vencerse a sí mismo y confianza en Dios

(A la Compañía de Jesús de Europa, 22 de junio 1549)

“Muchas veces pensé que los muchos letrados de nuestra Compañía que a estas partes vinieren, han sentir muchos trabajos, y no pequeños, en estos peligrosos viajes pareciéndome que será tentar a Dios acometer peligros tan evidentes, donde tantas naos se pierden; pero vengo después a pensar que esto no es nada, porque confío en Dios nuestro Señor que las letras de los de nuestra Compañía han de estar señoreadas por el espíritu de Dios que en ellos habitará, porque de otra manera trabajo tendrán y no pequeño. Casi siempre llevo delante de mis ojos y entendimiento, lo que muchas veces oí decir a nuestro bienaventurado Padre Ignacio, que los que había de ser de nuestra Compañía, habían de trabajar mucho para vencerse y lanzar de sí todos los temores que impiden a los hombres la fe y esperanza, y confianza en Dios, tomando medios para eso; y aunque toda fe, esperanza, confianza sea don de Dios, dala el Señor a quien le place; pero comúnmente a los que se esfuerzan, venciéndose a sí mismos, tomando medios para ello”

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