jueves, 18 de junio de 2009

Preguntas y respuestas sobre la Fraternidad San Pío X


¿Es verdad lo del “cisma”? ¿Estamos excomulgados?
¿Rechazamos el Concilio Vaticano II?
¿Podemos invocar el Motu Proprio del Papa Benedicto XVI?
Estas son las preguntas que se nos plantean de modo recurrente
y a las cuales deseamos responder a través de este documento.


¿Es verdad que la “Fraternidad San Pío X” ha nacido en razón del cisma ocurrido en 1988 entre Mons. Lefebvre y la Santa Sede?

La Fraternidad San Pío X ha sido fundada en 1970 y sus estatutos fueron aprobados el 1º de noviembre de ese mismo año por Monseñor Charrière, Obispo de Friburgo (Suiza). Al igual que toda otra congregación, la Fraternidad San Pío X ha nacido como congregación de derecho diocesano. Su fundación no data de 1988 y no está ligada a ninguna sospecha de ilegalidad.

En virtud de su presencia en los cinco continentes, hoy debería gozar del rango de congregación de derecho pontificio, lo cual no es el caso. Ese es uno de los temas de las conversaciones con Roma desde el año 2001.

¿Reconocen ustedes al Papa?

Nosotros siempre hemos reconocido al Papa, desde Pablo VI hasta Benedicto XVI. El hecho de plantear objeciones sobre ciertos puntos vinculados a la enseñanza de siempre de la Iglesia no implica un rechazo de su autoridad o de su función pontificia; porque en ese caso habría que afirmar que una buena parte del episcopado francés y alemán sería cismática por no compartir la visión de las cosas que tiene el Papa. ¿Acaso algunos Obispos franceses no fueron a Roma para oponerse a la voluntad del Papa Benedicto XVI de reconocer la Misa tradicional? ¿Acaso algunos Obispos de Alemania no publicaron un documento justificando que los divorciados vueltos a casar pudiesen comulgar, y ello contra la voluntad del Papa? El Papa Juan Pablo II pidió a los sacerdotes y religiosos que volviesen a vestir el hábito eclesiástico y no fue oído. Podríamos citar muchos otros casos de desobediencia de hecho que, con todo, no implican un rechazo de la función pontificia.

Un cisma consiste en rechazar la autoridad del Papa y crear su propia Igleisa. Ese no es nuestro caso. Nuestros sacerdotes mencionan al Papa en el canon de la Misa que celebran día a día, lo mismo que el del obispo en cuya diócesis residen. Rezamos públicamente por el Papa cada vez que se expone el Santísimo Sacramento. Por lo demás, los miembros de la Fraternidad San Pío X que no reconocen públicamente a Benedicto XVI (y a sus predecesores) como Papa son excluidos de la congregación.

¿Por qué, entonces, se dice que ustedes son cismáticos?

Es una calumnia en boca de quienes no nos quieren. Sin embargo, carece de fundamento y es contradicha por los hechos ya que nosotros no hemos inventado una Iglesia paralela. Ademas, Roma así lo admite y no nos acusa de ser cismáticos. Lo único que explica aquella afirmación es el desconocimiento de todo lo que envuelve nuestra cuestión.

Así, pues, todo está en orden… ¡Pero Uds fueron excomulgados!

Excomunión no es sinónimo de cisma. Son términos jurídicos precisos que no deben ser confundidos. Cismático es quien rechaza la autoridad y la función pontificia. Excomulgado es quien recibe una reprimenda por haber infringido una regla importante del derecho canónico.

El Papa Juan Pablo II no recurrió al a excomunión más que una vez en toda su vida: en 1988, en relación a Monseñor Lefebvre, Monseñor de Castro Mayer y los cuatro Obispos consagrados. Por tanto, seis son las personas que han sido excomulgadas. En cambio, ni los sacerdotes ni los fieles lo están.

Es claro que uno podría cuestionarse acerca de la conveniencia de emplear esta medida represiva, considerando que desde hace treinta años algunos Obispos y sacerdotes enseñan verdaderas herejías en la Iglesia, y se permiten cosas que en ocasiones son contrarias a la fe, y todo eso sin que jamás se les haya dicho nada…

¿Cree Ud. que la excomunión de los seis Obispos es injusta?

Reparemos en lo que dice el derecho canónico: la excomunión de un obispo que consagrase otro obispo sin mandato apostólico es una medida relativamente reciente en la historia de la Iglesia. Data de época de Pío XII (1938-1959). Debido a la creación de la “Iglesia Patriótica China”, bajo la égida del gobierno comunista, el Papa Pío XII quiso poner un coto para evitar la creación de otras Iglesias nacionales. Eso explica el carácter de medida represiva grave. Esa es la intención del legislador y el espíritu de esta ley.

Ahora bien, en el caso de Monseñor Lefebvre, jamás se le pasó por la mente crear una Iglesia paralela. No consagró cuatro Obispos sino para preservar el sacerdocio y la Misa tradicional, adelantándose en eso a la voluntad del Papa, que acaba de reconocer su plena legitimidad y su necesidad para fecundar —en su perspectiva— el nuevo rito.

En 1988, dada la hostilidad de que era objeto la Fraternidad San Pío X, no había ningún obispo dispuesto a ordenar los 250 seminaristas que se preparaban al sacerdocio en los seis seminarios de la congregación. Los Obispos de la Fraternidad no tienen jurisdicción; se limitan a administrar los sacramentos: ese es el límite de su misión canónica. Obedecen al Superior General, el cual es elegido de manera regular y conforme a los estatutos de la congregación oficialmente aprobados por la Iglesia.

Esta ausencia de voluntad cismática de que ha dado pruebas la Fraternidad San Pío X a lo largo de veinte años ha sido reconocida por Roma, que hoy mismo está discutiendo la posibilidad de levantar las excomuniones.

Monseñor Bouilleret, Obispo de Amiens, invoca al Padre Jean-Paul Durand, el cual parece decir que Uds. son cismáticos. El Padre Durand es una voz “autorisée”. ¿Qué dice Ud.?

Bien se dice que el Padre Durand “parece decir”, porque la cita de Monseñor Bouilleret es incompleta y casi incomprensible. Sin embargo, vista en conjunto, parece decir que somos cismáticos. El Padre Durand es consultor del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos. Uno podría oponerle otras afirmaciones hechas por personas más autorizadas que él, es decir, que detentan otros cargos de mayor responsabilidad. Así, a título de ejemplo:

• En una entrevista dada al diario italiano “30 Giorni” en septiembre de 2005, el Cardenal Castrillón Hoyos, entonces Prefecto de la Congregación para el Clero (y hoy Presidente de la Comisión Ecclesia Dei) afirmó que “Monseñor Lefebvre persistió en su voluntad de consagrar obispos y eso ha creado consecuentemente una situación de apartamiento, no obstante lo cual no se trata formalmente de un cisma”. El 13 de noviembre del mismo año y en la televisión italiana TV Canal 5, agregaba que “no estamos ante una herejía. No se puede decir en términos correctos, exactos y precisos que haya un cisma (…) Están dentro de la Iglesia. Sólo existe el hecho de faltar una comunión más plena y perfecta, porque esa comunión ya existe”.

• El 28 de junio de 1993, el Vaticano revoca un decreto del 1 de julio de 1988 y declara que la acusación de cisma a la Fraternidad San Pío X carece de fundamento (declaración oficial nº 10311 de Monseñor Cacciavillan, Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, de parte del Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe). Los hechos motivantes fueron que en los Estados Unidos unos fieles habían recurrido a uno de los Obispos consagrados por Monseñor Lefebvre para recibir la administración del sacramento de la confirmación. El Obispo del lugar, después de una monición canónica, excomulgó a los seis fieles. Roma, por medio del Nuncio Apostólico, y a solicitud del Prefecto para la Doctrina de la Fe, anuló este decreto argumentando que no existía causal de cisma.

• En una carta del 3 de mayo de 1993, el Cardenal Cassidy, Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, respondió a una consulta de la siguiente manera: “En lo que se refiere a su pregunta, deseo subrayar que el «Directorio sobre el Ecumenismo» (reglas prácticas a seguir en la materia) no concierne a la Fraternidad San Pío X. La situación de los miembros de esta sociedad es un asunto interno de la Iglesia católica. La Fraternidad San Pío X no es otra Iglesia o una Comunidad eclesial en el sentido en que lo emplea este Dicasterio. Por supuesto, la misa y los sacramentos administrados por los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X son válidos (…)”

• “El examen de las circunstancias en la que el arzobispo Lefebvre ha procedido a las consagraciones episcopales, a la luz de los cánones 1321, 1323 y 1324, plantean al menos una duda significativa, si no una certeza razonable, contra l a validez de la declaración de excomunión pronunciada por la Congregación de los Obispos”. Esa es la conclusión de una tesis de derecho canónico obtenida en 1995 en Roma (Universidad Gregoriana) por el Padre Gerald E. Murray, y que mereció la felicitación del tribunal examinador. El Padre Gerald E. Murray no es un sacerdote de la Fraternidad San Pío X; ejerce su ministerio en la arquidiócesis de Nueva York.

Podríamos continuar con esta enumeración y citar muchos otros testimonios, lo cual sería un poco tedioso… El último: a la consulta hecha por un Obispo de Gabón, acerca de si en los registros parroquiales debían asentarse los matrimonios celebrados por sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos respondió afirmativamente.

¿Puede el Papa equivocarse cuando excomulta a un miembro de la Iglesia?

La excomunión es un acto disciplinario que por naturaleza no puede estar garantizado por la infalibilidad. Que Roma pueda equivocarse teniendo un juicio errado en un caso puntual es algo que ya ha sucedido en la historia de la Iglesia. La hipótesis de Monseñor Lefebvre no es el primero. San Atanasio, Obispo de Alejandría (s. IV) y Doctor de la Iglesia, fue excomulgado cinco veces por el Papa Honorio. Santa Teresa de Ávila, reformadora de los Carmelos y eminente mística, fue excomulgada por su Obispo…

Esta discusión sobre los presuntos cisma y excomunión están hoy, año 2008, en franco retroceso. Tras veinte años Roma ha tenido tiempo de caer en la cuenta de la falsedad de las acusaciones hechas en 1988 respecto a la Fraternidad San Pío X. Hoy por hoy estamos en vísperas del levantamiento de las sanciones y del reconocimiento de que no se pueden ignorar las fuerzas vivas de la Iglesia que vertebra el movimiento tradicional.

Vayamos al Concilio. Se los acusa de rechazar el Vaticano II. ¿Qué significa eso?

No rechazamos el Concilio Vaticano II de cabo a rabo; admitimos lo que está en continuidad con el magisterio y los veinte Concilios precedentes. Es imposible admitir que la Iglesia y el magisterio renieguen del pasado.

Por ejemplo, nosotros somos los que seguimos más de cerca el esquema sobre la liturgia, en el cual se recuerdan todos los elementos de la liturgia, tal el caso del latín como lengua oficial de la liturgia de la Iglesia…(1) Los experimentos litúrgicos novadores y las fantasías del posconcilio —y de hoy en día, porque desgraciadamente esto no ha terminado— están en contradicción con el Concilio. Los Padres Conciliares nunca pensaron que, aprobando este esquema, sobrevendría el día en que, por ejemplo, las ceremonias de entierro estarían a cargo de laicos… Eso va contra el Vaticano II. Se hace decir al Vaticano II cosas que nunca fueron dichas, en nombre del famoso “espíritu del Concilio”…

Por lo demás, es cierto que el concepto de revelación, tal como está formulado en “Dei Verbum”, tomado de la “nueva teología” del Padre Henri de Lubac, el concepto de libertad religiosa formulado en “Dignitatis Humanæ”, la realidad del ecumenismo practicado hoy en día, el subsistit in de “Lumen Gentium”, son novedades teológicas problemáticas.(2) Pedimos a Roma poder abordar estos problemas en el contexto de discusiones teológicas.

¿Cree realmente que Uds. pueden discutir esas cosas?

Hoy por hoy todo es puesto en la picota. Cualquier teólogo que publica un estudio pone muchísimas cosas en cuestión. Desde hace cuarenta años todo es puesto en cuestión… la Misa, todos los sacramentos, las traducciones de la Biblia, la exégesis, la pastoral, la historia de la Iglesia, la predicación del Evangelio, el lugar de los sacerdotes y de los laicos, etc., etc.

Las iglesias están vacías, se vende el mobiliario eclesiástico, se destruyen o venden los ornamentos… ¿y se alza la voz porque nos permitimos señalar algunos puntos “novedosos” del Concilio que causan problemas? ¿Se tiene conciencia de la desproporción existente entre la complacencia ante todo lo que es novador, e incluso destructor de la Tradición que santificó a generaciones y generaciones de católicos, y el régimen de exclusión a que se somete a los que no se pasan a las filas de quienes se visten “con piel de lobo”?

Padre Bernard Lorber
Enero de 2008


(1) Argumento “ad hominem”.
(2) Porque están en ruptura con la tradición.

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