sábado, 14 de febrero de 2009

Nuestra Señora de Banneux, LA VIRGEN DE LOS POBRES


Entre el 15 de enero y el 2 de marzo de 1933, la Virgen se apareció ocho veces a la niña Mariette Beco en el caserío de Banneux Notre-Dame, a 25 kilómetros de Lieja en Bélgica.

Mariette, una niña pobre de once años en una pequeña aldea pobre, era la mayor de los siete hijos del matrimonio Beco, y había crecido sin ninguna educación religiosa. Sus padres eran indiferentes a la religión, y hace años que no asistían a la Iglesia. Influenciada por el ambiente de su casa Mariette hasta había abandonado las lecciones para su primera comunión.

Es en estas circunstancias que Mariette, en la fría noche de invierno del domingo 15 de enero de 1933, mientras cuida en su casa a su hermanito bebé, mira por la ventana al jardín y percibe a pocos metros de ella, en el huertecito, una señora luminosa, de pie, inmóvil, ligeramente inclinada hacia la izquierda. Mariette no entiende qué es lo que está viendo, pensando que es un reflejo, cambia de posición la lámpara sobre la mesa, pero la señora sigue estando. Llama a su mamá no creyente, quien primero, molesta, le dice que son estupideces, y cuando Mariette le dice que es la Virgen, se rie de ella. Finalmente levanta la cortina, ve una silueta luminosa, pero no alcanza a distinguir nada.

La Señora es de poca estatura, alrededor de cinco pies. Mariette nunca había visto antes a nadie tan hermoso. No viste como las señoras de la aldea sino que usa un vestido largo y blanco con una banda azul. Se puede ver uno de sus pies. Está descalza, con sólo una rosa de oro sobre los dedos de los pies.

Mariette busca un rosario que había encontrado en la calle, se pone a rezar, quiere salir a la huerta pero su madre le prohibe salir, diciendo que se trata de brujería. Cuando Mariette vuelve a mirar, ya no hay nadie en el jardín. Por un rato, Mariette continúa rezando el rosario, algo insólito en ella.

Al día siguiente le cuenta a su padre lo que vió a la noche, quien la trata de loca. Al volver del colegio, la amiga a la que Mariette le había contado, la lleva con el sacerdote del pueblo, pero Mariette sale corriendo, tiene miedo de contarle lo que vió, pero su amiga le relata al sacerdote lo que Mariette le había contado.

El miércoles Mariette regresa al catecismo después de mas de tres meses de ausencia. El sacerdote se asombra pues, a pesar de la ausencia, responde bien a las preguntas. Aprendió su lección perfectamente. Eso asombró al Padre Jamin, porque Mariette siempre había sido la peor estudiante en la clase. Ese día, terminado el catecismo, el sacerdote la llama a su oficina y, sin querer darle importancia al asunto, le pregunta sobre su experiencia mientras cuidadosamente lo anota todo. La niña es perfectamente coherente. No hay contradicciones en su testimonio. Esa misma semana el Padre transmite un informe completo a su obispo.

Esa misma noche la Señora se le aparece por segunda vez, estando Mariette arrodillada, rezando en el jardín. El padre va en busca del sacerdote, no lo encuentra, y al volver ve que Mariette se aleja de la casa, como si estuviera siendo guiada hacia un lugar en particular. "¿A dónde vas?", le grita su padre. "Ella me está llamando," contesta la niña, sin detenerse. Bruscamente tuerce en ángulo recto hacia un manantial que va hacia abajo de un declive de la carretera. Se arrodilla en la cuneta mientras que la Señora le dice: "Posa tus manos en el agua". Sin vacilar la niña obedece, el rosario se le escurre de las manos que ha separado y mojado en el agua. La Virgen dice aún: "Esta fuente me está reservada." Se despide diciéndole: "Hasta pronto, buenas noches."

El sacerdote, sorprendido porque el padre no creyente de Mariette lo había buscado, entrada la noche va a la casa de los Beco. Mariette ya está durmiendo. El padre le explica lo que había sucedido en el transcurso de casi una hora que la Señora había estado con la niña. Al final de la entrevista, el sacerdote le preguntó al papá de Mariette si él creía la declaración de la niña sobre lo que ella había visto. Su respuesta fue "Sí, yo lo creo, y para mostrarle a usted cuan profundamente lo creo, mañana yo voy a ir a la Iglesia para confesarme. Me gustaría recibir la Comunión de nuevo. Esta será la primera vez que recibiré desde mi Primera Comunión cuando niño".

Al día siguiente, el jueves 18 de enero, nuevamente se aparece la señora. Al preguntarle Mariette su nombre, le contesta "Yo soy LA VIRGEN DE LOS POBRES" y la guía hasta el manantial. Allí la Virgen le dice que el manantial es "para todas las naciones..., para los enfermos".


La capilla pedida por la Virgen, construida en el jardín de la familia Beco
El viernes se produce la cuarta aparición. Mariette le pregunta qué es lo que desea. "Desearía una capillita", le contesta la Virgen, luego, abriendo las manos, las extiende sin separarlas de su pecho. Con la mano derecha hace la señal de la cruz para bendecirla y desaparece.

Mariette reza todas las noches en el huerto, pero no se produce ninguna nueva aparición hasta el 11 de febrero. Esa tarde Mariette se encuentra rezando, se levanta, va hasta el manantial, y allí la Virgen le confía: "Vengo a aliviar el dolor, hasta pronto".

Cuatro días más tarde la Virgen se aparece nuevamente. La Niña le dice: "Santa Virgen, el capellán me ha encargado de pediros una señal". La Virgen contesta: "Creed en mi, yo creeré en vosotros". Luego confía un secreto a la niña. En el momento de desaparecer añade: "Rezad mucho, hasta pronto".

El 20 de febrero se produce la séptima aparición. Mariette se arrodilla en los sitios acostumbrados y reza cada vez que se para. En el manantial la Virgen sonriente como siempre y le dice: "Querida niña, reza mucho". Después, dejando de sonreír añade antes de marchase y con voz grave: "Hasta pronto".

La última aparición tiene lugar el 2 de marzo. Llueve torrencialmente. A principios del primer rosario, de pronto para de llover, el cielo se aclara, las estrellas brillan. De pronto Mariette se calla, extendiendo los brazos.

La Virgen lucía más hermosa y más sublime que nunca antes en sus visitas, pero no sonrió. Su rostro estaba muy serio. Quizás ella también estaba triste porque venía el final. Le dijo a la niña, "YO SOY LA MADRE DEL SALVADOR, MADRE DE DIOS. REZAD MUCHO, ADIOS." Con eso, Ella puso las manos sobre Mariette, la bendijo con la señal de la cruz y se fue. Según se iba, las nubes cubrieron el cielo otra vez, y la lluvia volvió a caer implacablemente. Mariette no se daba cuenta de la lluvia que golpeaba su cara y su cuerpo. Se desplomó en la tierra, llorando convulsivamente, repitiendo Santa María mientras lloraba.

Casi inmediatamente, ocurrieron curas milagrosas. El 22 de agosto de 1949 la Iglesia formalmente aprobó las apariciones. La pequeña capilla que la Virgen había pedido fue construida en el lugar donde Nuestra Señora apareció primero, en el patio de la familia Beco. A unos 140 metros se encuentra la estatua de Nuestra Señora de Banneux, LA VIRGEN DE LOS POBRES, parada sobre el manantial que ella reservó para todas las naciones, para aliviar el sufrimiento de los enfermos. Después de los años de guerra, el santuario de Banneux fue agrandado pues se construyó una basílica, dejando en pie la capilla original.

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