martes, 20 de enero de 2009

Fray Mamerto Esquiú fue un antiliberal por excelencia




Pasaje del sermón pronunciado por Fray Esquiú en Santa Iglesia Metropolitana (Catedral de Buenos Aires) el 8 de diciembre de 1880, con motivo de la capitalización de Buenos Aires:

“En aquel día, señores, me tocó el alto honor de dar a la madre patria la amorosísima congratulación: Lœtamur de gloria vestra. Veinticinco años han pasado desde aquel día. Yo no haré el juicio de ellos; juzgad vosotros mismos si ese cuarto de siglo ha correspondido a nuestros dolores y esperanzas; yo solo debo confesaros que su experiencia ha puesto en mi alma estas palabras de Job: Dies mei transierunt, cogitationes meae dissipatae sunt, torquentes cor meum. Han pasado mis días, mis esperanzas se han disipado dejando atormentado mi corazón, y ese dolor y amargura, antes de dos lustros, helaron para siempre mi antigua palabra de congratulación. Si después de eso he hablado de política, solo ha sido, o para exhalar gemidos, o para suplir los defectos de mi ignorancia y de mi entusiasmo juvenil.
Pero hoy, señores, me veis llamado a este sagrado lugar y ante ese solemnísimo concurso, a hacer como una introducción religiosa a las públicas acciones de gracias que se dan al Dios de nuestros padres por el grande hecho de la digna y definitiva capital de la República Argentina confederada. ¿Habré de decir por segunda vez Lœtamur de gloria vestra? Después de tantas guerras, ya parciales, ya generales, que han manchado la sagrada tierra de la ley; después de ver su código servir de tienda de campaña a pasiones iracundas; después que se están viendo subir y subir siempre las aguas mortíferas de enormes crímenes; después de tanta apostasía de la fe cristiana, y de las causas hoy día subsistentes de mayor y casi universal apostasía de esa misma fe, que dio genio y valor a nuestros padres; después de todo eso,¿podría yo decir una vez más: Lœtamur de gloria vestra? ¡Ah, lejos de mi tan horrible profanación! Antes que insultar a Dios y a los hombres con esa mentira, preferiría, como los desterrados de Sión, que se paralizara mi mano derecha y que mi lengua se pegara a mi paladar”.
Dice Fray Juan Alberto Cortés:

“Es más conocido todavía el hecho de que Fray Esquiú “apoyó” esa Constitución (1853) por los que se lo comenzó a llamar “el orador de la Constitución”. Ahora bien ¿significa esto que Esquiú fue partidario del proyecto liberal, con todo lo que eso implica?... Es conveniente decirlo ahora, Esquiú fue un antiliberal por excelencia”.
(Fray Juan Alberto Cortés. OFM.”Vida popular de F. M. Esquiú” Ed. Castañeda -1977)

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